Yoga y rutinas

¿Cómo consigo el hábito de practicar yoga?

Cuando tienes una rutina, el cuerpo y la mente se relajan porque la repetición de una acción permite al cuerpo relajarse ya que entra en modo “rutina”, es decir, en modo “esto ya me lo sé”, “ya sé lo que viene o pasará ahora” y entonces, tu sistema de alerta natural, el que genera la adrenalina, se desactiva, se relaja y, en definitiva, tú te relajas.

Iniciarse en el camino de yoga no es fácil. No te va a enganchar desde el primer día, no vas a notar que “levitas” ni te sentirás mejor de un día para otro. No te voy a mentir. Pero tampoco te miento si te cuento lo que me pasó hace justo unas semanas: Mi hijo me pregunta:

-“¿por qué te gusta tanto yoga? ¿Por qué estás siempre practicando, mami?”

– “porque me hace feliz”- contesté yo

 

Así es. Esta rutina, este baile con mi respiración, este auto-masaje interno, este tiempo de silencio me dejan muy muy llena-o vacía según se mire. Así, sólo la repetición y el hábito de la práctica, te llevan a este estado.

Si quieres empezar tu práctica de yoga de forma habitual, INTÉGRALO A TU RUTINA DIARIA.

Es por esto que te propongo lo siguiente:

✨Toma un compromiso de 4 semanas contigo misma. En plan, voy a hacerlo cada día, sin esperar nada, confiando y con la mente abierta.

✨Decide cuál será tu momento de práctica. Si puede ser por la mañana, antes de que se levante la familia, mejor. Con que te levantes 30min antes ya vale. ¡Venga va! Si no puede ser por la mañana, escoge otro momento del día que puedas mantener. Y si son 3 días a la semana, 3, pero que sea realista y constante.

Crea el sitio y ambiente bonito así como la música exclusiva para este momento. Así tu cuerpo hace el “click”. Cuando entra en este ambiente y escucha la música facilita que entre en este estado de predisposición a la práctica, te apetecerá más.

Selecciona tu secuencia a practicar. La que se adapte a tu tiempo. Y repites la misma durante 1 semana. A la semana siguiente, seleccionas otra y la repites cada día. Es mejor hacer la misma secuencia cada día, así la aprendes, miras menos la pantalla, la integras mejor y al final, entiendes cada día mejor las sensaciones. Puedes empezar la primera semana por una secuencia de 10min y ampliar a 15min o 30min las siguientes.

Escucha tu cuerpo. Si un día no puedes con tu alma, practica sólo la secuencia básica de respiración. No te machaques. Respétate y empatiza contigo como lo harías con otra persona que no seas tú. También puedes decidir este día solamente leer o cualquier otra cosa que te aporte. La cuestión es mantener “tu momento” y no saltártelo.

Escribe en tu diario qué y cómo te sientes. Con una frase, vale. Pero el hecho de escribir, te hace prestar atención y ser consciente de tus cambios.

Al acabar la práctica, prémiate con tu café, infusión o desayuno alargando este estado de paz y tranquilidad. Aunque el día ya esté a full (los niños ya están despiertos por la casa) intenta fluir, dejando las cosas pasar como si estuvieras viendo una peli. Sí, tienes que ayudarles a vestirse, preparar mochilas y mil cosas más, ¡pero tu mente está cantando y bailando aún al ritmo de tu respiración!

Si te creas un entorno agradable, te respetas y haces un pequeño seguimiento diario para ser más consciente de tu evolución, tus sensaciones a lo largo del día facilitarás la creación de este hábito diario, porque entrará de forma natural, desde la suavidad, sin forzar. No habrá pereza. Y, día tras día, notarás que algo está cambiando en ti.

Y este algo te va a enganchar…¡para siempre!

 

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